I
En uno de los diálogos de la película Lucky (John Carroll Lynch, EEUU, 2017), el protagonista, un anciano que vive el tramo final de su vida en un pequeño pueblo estadounidense cerca de la frontera con México, mantiene el siguiente diálogo con un barman:
– Lucky: ‘El realismo es la práctica de aceptar una situación tal y como es’.
– Barman: ‘Es decir, lo que ves es lo que hay’.
– Lucky: ‘Pero lo que tú ves no es lo que yo veo’.
En la primera sentencia, parece que Lucky defiende una concepción del realismo referida al modo práctico de pensar y actuar en la vida diaria a partir de la convicción de que la realidad es tal como es. Así debe entenderla el barman, pues especifica que lo que hay es lo que se ve, es decir, se hace eco de un realismo epistemológico, aceptando la objetividad en la capacidad humana de conocer la realidad. Sin embargo, en su réplica, Lucky contraviene a su interlocutor, y al afirmar que no ven lo mismo, deja abierta la puerta a la subjetividad.
II
Tres artistas. Tres mundos cargados de simbolismo. Una ficción extraña con la figuración como común denominador. Un título. Ismael Iglesias, comisario de la exposición que tiene lugar en Oxford Aretoa de Zumaia, hace suya la segunda frase de Lucky –‘Lo que tú ves no es lo que yo veo’–, dando nombre a la muestra. La obra de Raisa Álava (Zuhatza, Aiara, 1990) se mueve entre la producción gráfica y la cerámica; se trata de dibujos de fondos planos, deudores del mundo del cómic y de atmósfera colorista en los que los códigos de representación como la composición y la proporción se diluyen para convertirse en escenarios para numerosas criaturas fantásticas. También aparecen elementos surreales, tales como cabezas que nacen de estructuras tubulares, seres biomorfos o manos cortadas, en sus piezas tridimensionales. La pintura de Alberto Albor (Burgos, 1977), de marcado carácter detallista y fino acabado, abre ventanas a una realidad artificial que se caracteriza por el uso de objetos y elementos cotidianos como juegos de naipes, plantas, arquitecturas que se interrelacionan entre sí en mundos oníricos donde espejos y cuadros dentro de los cuadros multiplican las lecturas y la libre interpretación. Por su parte, Ane Rodríguez Zaitegi / Anemotorazing (Bilbao, 1991) cubre toda una pared de la sala mediante distintas telas colgantes que representan, mediante trazos gruesos y tonos fluorescentes, unicornios sonrientes; se alejan de la tópica imagen de estos seres idealizados y cuestiona así la representación más buenista de la monstruosidad.
III
En la Grecia clásica, la representación mimética de la realidad se identifica con la verdad. Pero dicha concepción también muestra interpretaciones muy diferenciadas. Platón, el primero en desarrollar una teoría sobre la belleza, sitúa a ésta en el mundo de las ideas, inmutables y eternas; el filósofo ateniense, que considera el mundo sensorial dudoso, sospecha del arte en tanto que copia de la copia de la verdad, por lo que excluye a artistas plásticos y poetas de su república. Por el contrario, según su aventajado alumno macedonio, Aristóteles, la belleza y el arte muestran la capacidad de conmover el espíritu y los sentimientos más escondidos, y se acercan a la verdad. Así, mientras Platón considera que el arte se aleja de la realidad, Aristóteles defiende que siendo la esencia de las artes visuales imitativa en tanto que reproducen la realidad, mostrando las cosas más o menos bellas de lo que son, así como de la manera que deberían o podrían ser, el artista tiene la capacidad de presentar la realidad de un modo único y personal. Ambos inauguran una discusión, que se desarrolla hasta la edad contemporánea y que implica distintas maneras de entender el arte, la creación plástica, la ficción.
IV
Habiendo sobrevivido más que sus contemporáneos, Lucky se encuentra en el tramo final de su vida. A pesar de la vejez, su rutina apenas se ve afectada por su progresiva falta de salud. Sin embargo, tras un ataque de ansiedad y una caída, Lucky despierta de su rutina diaria y comienza a cuestionarse por el sentido de su existencia: –‘Me cagué de miedo. Empecé a pensar que no había nada más allá. Que todo es negro, que no hay nada’. La visión melancólica se transforma en angustia. La inevitabilidad de la muerte y la certeza del vacío. Lucky se siente como el primo vizcaíno de Kierkegaard, Miguel de Unamuno, quien tenía más miedo a la nada que al infierno.
V
El historiador romano Plinio el Viejo recoge en su Historia Natural la leyenda de la batalla entre los dos más grandes pintores griegos, Zeuxis y Pharrasios. En la competición que tenía como objeto dilucidar quién de los dos era mejor pintor, Zeuxis presentó unas uvas pintadas con tanto acierto que los pájaros se acercaron a picotearlas. Por su parte, Pharrasios presentó una tela pintada con tanto verismo que Zeuxis, orgulloso de la sentencia de los pájaros, pidió que se apartara de una vez para que se viera el cuadro. Al darse cuenta de que se trataba de una pintura, tuvo que aceptar que él solamente había engañado a unos pájaros, mientras que Pharrasios lo había engañado a él, un artista. La anécdota, que en parecidos términos y con otros protagonistas vuelve a repetirse a lo largo de los siglos desde la Antigüedad, nos da a entender la importancia de la mimesis, en toda su complejidad y todas las variantes a lo largo de los tiempos, como base de la representación pictórica en la tradición occidental.
VI
Si googleamos ‘realismo’, vemos en seguida que la propia Wikipedia no tiene un artículo de carácter generalista sobre el término y que deriva a distintas acepciones, en la mayoría de los casos con su consecuente adjetivación, en relación a distintas disciplinas como la psicología, la política, las ciencias sociales, la historia, así como las artes y la filosofía. Con respecto a las dos últimas y sus distintas implicaciones, se nos plantean las siguientes cuestiones: ¿son las obras de Raisa Alava, Alberto Albor y Anemotorazing, realistas?; ¿Representan la realidad (tal y como es)?; ¿Puede el arte representar la realidad?; ¿Qué es la realidad?.
VII
En la Historia del Arte, realismo es un movimiento pictórico que se desarrolla en el siglo XIX. Su principal representante es Gustave Courbet, quien, rechazado por el Salón de París en 1955, presentó su obra en un puesto llamado Pavillon du Réalisme en el marco de la Exposición Internacional. También se desarrolla, con origen igualmente en Francia y como respuesta al romanticismo, el realismo literario, cuyo principal objeto es la reproducción exacta de la realidad social de la época. A su vez, realismo es un término que no se aplica solamente a dichas obras del siglo XIX, sino que se ha utilizado como adjetivación para designar un tipo de obra artística, a saber, aquella que intenta reproducir con fidelidad la realidad, la naturaleza. La controversia entre los defensores de Caravaggio y los Carracci durante el siglo XVI no es sino un ejemplo entre dos maneras de entender la práctica pictórica, entre aquéllos que defienden la verosimilitud de la misma en la reproducción de la realidad y quienes opinan que la pintura debe estar al servicio de programas de orientación idealista. Durante la segunda mitad del siglo XIX, el impresionismo, que surge a la contra del academicismo y del realismo, pone el foco en la mirada, en la manera de ver del pintor, en la impresión que causa el instante, la luz, en torno al objeto, a la realidad representada. El impresionismo abre la puerta a la subjetividad en la representación figurativa de la realidad. Sin vuelta atrás.
VIII
A pesar de su duración de algunos años, la vida es corta; no se puede conocer la realidad en su totalidad, si no es de manera fragmentada y referencial. Las narraciones y las imágenes son como mapas, que guardan y representan el reflejo de la vida, y a través de ellas podemos vivir momentos que no podríamos vivir de otra manera. El ser humano crea, desde antes de la aparición del lenguaje articulado, ficciones, pues crear y contar narraciones es una necesidad del ser humano. Y la vida resulta mucho más compleja y rica al duplicarla mediante la ficción. En un momento dado, el sentimiento de angustia de Lucky ante el hecho de que todo va a desaparecer, se transforma en una actitud realista: –‘La verdad importa. Y hay que afrontarla. Y aceptarla’. Todo va a acabar en la negrura, el vacío. Nada. Eso es todo lo que hay. ‘¿Y qué hacemos con eso?’–le preguntan. ‘Sonreír’–responde. Se impone, así, el talante vitalista. Ante la ausencia del sentido, se crea un significado, una narración, una historia. De tal modo, Lucky parece aceptar la ficción como un resumen de la vida.
IX
En pleno siglo XX, con el rechazo al concepto de representación tras la aparición y desarrollo de la abstracción, el conceptual, la autonomía de la obra artística y un cada vez mayor grado de autorreferencialidad, al ver la obra Brillo Box de Andy Warhol en 1964, Arthur Danto se da cuenta de que no hay nada que marque la diferencia entre la obra de arte y las cajas de Brillo genuinas que compra en los supermercados. La deriva iniciada por Duchamp varias décadas antes con sus ready-mades –que eran obras de arte que no reproducían la realidad, sino que eran realidad y no respondían a criterios estéticos, sino exclusivamente conceptuales– llega a su punto culminante cuando un artista es capaz de reproducir exactamente un producto de consumo cotidiano y elevarlo a categoría de obra artística con carga estética. Sin embargo, a pesar de la sentencia de muerte hacia el arte dictada por Danto, el arte sigue, la pintura –de la que también se dicta la sentencia de muerte– sigue, el realismo continúa vigente.
X
Hay muchos tipos realismos, cada uno con sus características diferenciadas y bien distintos. Realismo socialista. Naturalismo. Surrealismo. Verismo. Neorrealismo. Hiperrealismo. Realismo sucio. Realismo poético. Fotorrealismo. Nueva figuración. Nouveau Réalisme. Realismo mágico. Y un largo etcétera. Ciertamente, más allá de etiquetas estilísticas, y especialmente tras la aparición de la fotografía, el realismo –que por definición incluye todos los intentos pictóricos, literarios, cinematográficos, escultóricos de reproducir la realidad con el mayor verismo posible–, amplía sus fronteras, y en su sentido más amplio incluye, con permiso de los académicos, los distintos intentos figurativos, más o menos preciosistas, impresionistas, expresionistas, idealistas, fantásticos, de la figuración. Incluso los movimientos aparentemente más objetivos, aceptan su artificialidad. Nada hay más irreal que el hiperrealismo.
XI
La realidad es la que es; los seres humanos la percibimos, la interpretamos, la representamos, y a su vez interpretamos la representación, en un círculo de imágenes que se superponen sin fin entre la realidad y nuestra mirada, entre la realidad y la representación, creando ficciones –literatura, cine, pintura, escultura, etc.– que determinan y enriquecen nuestro conocimiento de la propia realidad. En el sentido que da Lucky –él mismo un personaje de ficción– al realismo, podemos abarcar un tipo de representación verosímil de la realidad en la que la subjetividad tiene cabida. No resulta solamente que la representación de la realidad tal y como es resulta imposible, sino que el sujeto no percibe la realidad y su representación del mismo modo que los demás.
y XII
El arte es un estado de ánimo. El realismo es un método de representación. Una manera de ver la realidad. Entre otras. Los artistas Raisa Alava, Alberto Albor y Ane Rodríguez / Anemotorazing representan tres posibilidades de entender el realismo a día de hoy, tres visiones muy diferentes que pueden descubrir al espectador cuáles son los referentes actuales que motivan a los creadores. La realidad está ahí. Lo que represento no es lo que yo veo. Lo que ves no es lo que yo veo.