Uno.
No esperaba tu aparición. En cierto modo, has aparecido por azar. Hay quien cree en el destino. Yo, en cierto modo, soy uno de ellos. Si has aparecido, que sirva para algo. Pienso que eres la lección para aprender a vivir el momento, para saber qué es lo que no quiero. Sobre todo eso, para saber qué es lo que no quiero. Cuando no tienes nada, es dificil deshacerse de lo único que tienes, pero se convierte en un ejercicio inevitable, al menos si quieres encontrar aquello que deseas.
Dos.
Diría que has sido tú la que me ha buscado. Tu presencia me protege, con la seguridad de quien siente que le desean. Te has presentado ante mí erguida en tu integridad, y te has convertido en mi asidero. Presiento que serás el modelo de los acontecimientos venideros. Romperé tu verticalidad y te tumbaré ante mí, y te probaré de mil maneras distintas, con movimientos limitados exclusivamente por los límites de mi placer. La parte del cuerpo que sostiene mi locura.
Tres.
En este caso, lo he notado nada más verlo. Tu cuerpo me atrae; me interesa ese imaginario que trae tu presencia. El miedo del ignorante ante el conocimiento me atraviesa el cuerpo. La inseguridad de no saber cómo hacerlo. Empezar por aquí o por allí; adoptar este comportamiento u otro.
Siempre penoso / Siempre torpe.
Quién con quién / Qué con qué.
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