inmersiones 2013

anti-dinero

«Necesitamos cambiar la ficción [en relación al dinero], esto es algo muy importante. Es importante y diría que podría ser el gran reto de los artistas contemporáneos. La responsabilidad de los artistas contemporáneos es la de proponer una nueva ficción».

Alain Badiou, Occidente, Testimonios, visiones y utopía [1].

Recogiendo el guante lanzado a los artistas por Alain Badiou, Inmersiones, el congreso de artistas del País Vasco y Navarra, propone, como idea rectora de su sexta edición, el concepto de anti-dinero.

Sabemos o creemos saber bastante bien qué es el dinero. El dinero, como el lenguaje, es un sistema de símbolos. O mejor dicho, un sistema de símbolo único. El dinero es precisamente lo que puede colocarse en lugar de cualquier cosa. Un equivalente general. Un significante cuya asociación al conjunto de números naturales permite la representación del valor de cualquier objeto o servicio.

Parece evidente que el dinero como tal, el dinero como lo conocemos o nos lo han contado, lleva aparejados ciertos males. La avaricia, por ejemplo. Y también, la violencia. Señala Badiou a este respecto: «La pasión por el dinero sustituye a la pasión por todas las cosas que deseamos». Y también: «El dinero es lo que organiza la violencia de la competición. Desde siempre, después de todo, principalmente matamos por dinero.» (Íbid.)

La satisfacción parcial de la necesidad infinita de dinero ha producido la gran inflación actual del símbolo (el dinero) con respecto a lo simbolizado (los bienes disponibles). Según los Skidelsky [2] ahora mismo hay en el mundo diez veces más dinero (700 billones de dólares) que bienes por ese precio. Todo lo que se puede comprar sobre la tierra tiene actualmente un precio total aproximado de tan solo 70 billones de dólares (dólar arriba, dólar abajo).

Del anti-dinero, por el contrario, sabemos nada o muy poco. El anti-dinero sería al dinero lo que el anti-Cristo a Cristo o la anti-materia a la materia. Su reverso exacto. Anti-dinero podría ser cualquier cosa por medio de la cual se pusiera límite a los nefastos excesos del capital. Contra un dinero que no representa ninguna riqueza real, quizá sea conveniente la emergencia de una riqueza real irrepresentable por el dinero.

Armados de anti-dinero podríamos defendernos, en alguna medida, de la extorsión a la que, sin tregua, nos someten los grandes y pequeños acumuladores de capital: la necesidad de  trabajar dentro del sistema. Ya que según la clásica definición marxista, el capital es sólo eso, trabajo. El trabajo de cualquiera de nosotros, acumulado por alguien más fuerte o más listo. Y, si bien es cierto que algunos son seducidos para el trabajo por la promesa de la riqueza, la gran mayoría trabaja más bien por la amenaza de una pobreza mayor. Situación a la que conducirá inexorablemente la exclusión del sistema de trabajo.

[1] http://vimeo.com/43699960
[2] http://larazondesencantada.blogspot.com.es/2012/12/cuanto-es-suficiente-despues-de-lo.html