KAMPAI, siendo mitad sala mitad casa, ofrece un ambiente familiar y de convivencia entre artistas que nos gustaría que se traspasara a lo que se muestre al público. Los componentes del colectivo estamos unidos por lazos afectivos profundos y realmente convivimos estrechamente, aprendiendo como funcionamos en comunidad. Además de que el lugar pueda servir como sala de exposiciones o para la muestra de artes escénicas, creemos que a través de esta confianza pueden aparecer cosas que de otra manera se esconden, más experimentales, íntimas o frágiles. Nos gustaría recibir residentes y visitas, organizar encuentros resonantes con lo cotidiano (un paseo, una comida, una siesta…) o llevar a cabo propuestas externas que nos hagan sentir conexión o curiosidad.
Por otro lado, lo que nos ha llevado a las componentes de Tripak a decantarnos por las artes escénicas es precisamente la apertura y transversalidad de esta disciplina. Viniendo de las artes plásticas y de la música, nos hemos acercado al teatro porque es un espacio que puede acoger todo lo que nos gusta explorar; la escritura, el canto, la música y el sonido, lo visual, el drama y el humor, la escenografía, el vestuario, el riesgo y la fragilidad del directo… Y por tanto, vemos en KAMPAI el potencial de un espacio abierto y transversal, que puede unir de formas más o menos convencionales todo tipo de disciplinas e intereses.