En 1910 Georg Lukács escribía: «Hay vivencias para cuya expresión sería demasiado incluso el gesto más sencillo y comedido, y al mismo tiempo sería demasiado poco».
La imagen que veis es el resultado de una fotografía intervenía de un ramo de flores ofrendado al escritor Blas de Otero en la Calle Egaña de Bilbao. Las flores aparecen marchitas, pues ha transcurrido al menos una semana desde su colocación, y quedan sujetas por los brazos del Otero de bronce, en una curiosa asociación de materias y relaciones de símbolos y significados.
Quizá sea esta una forma de demasiado y demasiado poco, un gesto lleno de entusiasmo y a la vez tremendamente transitorio, impotente quizá, en su propósito simbólico, como el de cualquier otra ofrenda floral; y más impotente aún desde la fugacidad de la materia viva, la pudrición y la desaparición total.
Es tan solo un ejemplo. Pienso en esas vivencias, y no solo vivencias sino actos simbólicos, para cuya expresión sería demasiado incluso el gesto más sencillo y comedido, y al mismo tiempo sería demasiado poco… y me pregunto ¿qué es demasiado y demasiado poco? ¿son esas flores y el acto de ofrecerlas, demasiado? ¿son demasiado poco?…