tripa haiek

La chica dice que la fuente es una persona y a la vez una montaña de agua, tan brillante como una esmeralda. No tiene brazos, ni cara, es ciega, anda sin moverse, para no deshacer los pliegues de agua que tiene a su alrededor.

 

Hoy hemos comido langosta hasta reventar. He traído dos de dos kilos y otras cuatro más pequeñas. Las he pescado en un agua verde. Era como sumergirse dentro de una botella. Una impresión irrepetible.

 

Es el agua del Orinoco.

 

Recogidos de los libros «Yann Andréa Steiner» de Marguerite Duras y «Aventura a toda vela» de Santiago Gonzalez Zunzundegui.